Entrevista a Octavi Franch, guionista audiovisual.

Si eres guionista, seguramente ya estés acostumbrado a trabajar desde casa y la cuarentena la emplees para pulir la disciplina. El resto de mortales, aprovechamos para ponernos al día con nuestras series favoritas, con las que abandonamos por el camino o para descubrir ingente cantidad de contenido audiovisual (alguno más sustancioso que otro). Horas donde la cultura se convierte en la salvación.

Para los que ya teclean sin cesar, ahora que hay tiempo e inspiración, les proponemos ir al meollo de las cabezas pensantes a través de esta charla con Octavi Franch, que es muchas cosas, y entre todas ellas, también guionista cinematográfico.

Octavi Franch, antes de convertirse en escritor y guionista profesional, fue músico, actor y locutor de radio. Por el camino ha ganado varios premios literarios, ha publicado 75 libros y ha escrito una docena de series de televisión, cine y teatro.

Con un currículum tan variado, ¿en qué momento descubre el arte del guion?

Mis cuentos y novelas acostumbran a ser muy visuales y a tener muchos diálogos, con lo que fue casi una evolución lógica. De la letra de una canción, el guion de radio y la obra de teatro pasé al poema, el cuento, la novela, el guion audovisual y el ensayo.

Los guionistas siguen siendo grandes desconocidos, ¿qué destacaría de su oficio?

Lo que más me motiva de mi oficio es el reto de escribir lo que veo y escucho. Y cuando adapto un texto narrativo, por ejemplo, la motivación extra es tener que convertir una novela —que a lo mejor ni es mía— en largometraje. Me atrae cierta dificultad y el hecho de tener que darlo todo para conseguir el objetivo final.

Son muchos los años que pueden pasar desde que empiezas a escribir hasta el estreno de un proyecto, ¿puede llegar a ser desalentador para un guionista?

Lo más desalentador es comprobar cómo la mayoría de guiones que has escrito por encargo se han quedado postergados en el olvido del cajón de alguien. Pero cuando se empieza a rodar, uno ya sabe que se van a dilatar los plazos, así que el mayor miedo son las modificaciones exprés el mismo día de rodaje por parte del director. Eso sí que duele…

A veces, del guion original a lo que llega en pantalla la historia cambia mucho por el camino.

A eso iba, todos conocemos finales alternativos de las películas más relevantes de nuestra vida, como ‘Blade Runner’. Así que no me extraña que al final haya tantos nombres en los créditos correspondientes al guionista.

Durante mucho tiempo se ha subrayado la brecha de reconocimiento entre los profesionales del cine estadounidense y el europeo, ¿cuándo lograrán los guionistas españoles tener el poder de sus colegas en Estados Unidos?

Supongo que cuando seamos capaces de escribir guiones tan rentables como nuestros compañeros. Evidentemente no se trata de talento, sino de cultura de cine.

¿Cuál es la premisa de su cortometraje ‘La suegra’? Háblenos un poco de él.

‘La suegra’ es la adaptación de uno de mis cuentos más célebres, escrito hace más de 20 años. Lo adapté también hace unos años por encargo, aunque aquello terminó por no salir. A finales de 2019 contacté con Unpococortos y enseguida les interesó el cortometraje. Aún no hemos acabado el rodaje, por cierto. Es una historia de humor negro en la que un prejubilado se plantea vender a su suegra para poder sobrevivir. 

Usted también es profesor de guion, ¿qué inquietudes le trasladan los alumnos? ¿Cómo ve a la generación millennial?

Bueno, hay dos tipos de alumnos: los que vienen de la narrativa —como yo en su día— y los que vienen de lo audiovisual —la mayoría—. En cuanto a los primeros, intentan reinventarse escribiendo en un formato nuevo. Los segundos, los millenials, buscan seguir explorando su arte a niveles más complejos. Escribir un guion audiovisual es fácil. Tener algo que decir, para nada.

Acabe la frase: «Los ingredientes secretos para escribir una buena historia son…»

Los ingredientes para nada secretos son el talento y el sacrificio. No hay más.

Empezó su carrera a finales de los 90, ¿cómo ha cambiado el cine español en este tiempo?, ¿cómo ha evolucionado la figura del guionista?

Ha cambiado totalmente. En esa época, empezaban los directores más internacionales como Amenábar. Mis influencias cinematográficas siempre han sido sajonas, bien de directores estadounidenses o de británicos instalados en Norteamérica. Pero cada vez hay más creadores audiovisuales españoles en Hollywood, así que está claro que ahora ya no es necesario primero triunfar aquí para que te fichen allí. Hay millones de excelentes guiones originales en las carpetas de windows de todo el mundo para tener que hacer la misma película una y otra vez.

La política española daría para muchos guiones. De hecho, son muchos los directores que han comenzado a llevar a la gran pantalla las corruptelas más sonadas. ¿A qué líder nacional elegiría como protagonista de uno de sus guiones? 

Justamente, una de mis especialidades narrativas es la política ficción. Felipe González y José María Aznar me darían juego para crear algo serio en clave de thriller. De hecho, el segundo ya ha salido como secundario en una de mis novelas.

¿Cuáles son sus imprescindibles?

Nolan y Mann, principalmente. Pero también Tarantino, Almodóvar y Allen. 

¿Cuál ha sido el reto más difícil al que se ha enfrentado en su carrera como guionista?

Adaptar una obra de teatro clásico y cambiar el sexo y la sexualidad de un protagonista.