Imágenes que pueden dañar su sensibilidad: crítica de ‘Evolution’
Por Elena Delso
La directora francesa Lucie Hadzihalilovic ha escrito junto a Alanté Kavaïté una historia de pesadilla en un isla remota. En esa isla, habitada exclusivamente por mujeres y niños, vive Nicolas junto a su madre. El niño sospecha de los tratamientos misteriosos que reciben los menores en un hospital junto al oceáno, y siente que su madre le está ocultando la realidad. En esa búsqueda oscura y enigmática encontrará una aliada, la joven enfermera Stella.
«Hay imágenes que pueden herir su sensibilidad», deberían advertir antes de dar comienzo a la película de Lucie Hadzihalilovic, a competición en la Sección Oficial del 63 Festival de San Sebastián. Esa realidad incómoda se muestra, eso sí, con una fotografía espectacular. La cámara se convierte en un testigo privilegiado de los tremendos experimentos a los que someten a unos niños que viven en esa isla. Quizá las imágenes sean demasiado explícitas, o muy duras para quienes, como madres, nos duele ver sufrir así a estos niños.
La directora francesa, que ya obtuvo en Donostia el Premio Nuevos Directores en 2004 por ‘Innocence’, rodó ‘Evolution’ el verano pasado en España, en Lanzarote y Barcelona. Reconoce como fuente de inspiración el título ya adaptado varias veces a la pantalla ‘La isla del doctor Moreau’, de la novela de H. G. Wells. Junto a la producción francesa y belga, cabe destacar la participación española a través de la productora Volcano Films. Estos elementos referenciales y los marcos del rodaje suman enteros al personal imaginario visual de esta realizadora. Con reacciones contrastadas entre el público –de fascinación pero también rechazo–, es clave conectar con el universo mostrado para el disfurte de esta cinta.
Foto de Elena Delso: El joven actor Max Brebant.