«Buried», de Rodrigo Cortés / crítica / por Fernando Vera

El realizador Rodrigo Cortés, al que sigo desde sus tiempos en el cortometraje, comenta que su última pelicula «Buried», tiene como objetivo hacer que el espectador salga de la sala con dos kilos menos, dada la tensión y la angustia provocada por la visión de la película. Cortés pisa un terreno muy difícil en esta película, no por la falta de espacio, recordemos que sus 93 minutos de metraje estan filmados con un solo personaje dentro de un ataúd, sino porque plantea una situación extrema, una situación que pasa del drama a lo patético en demasiadas momentos de la película. Y del patetismo a la risa existe un paso, y sinceramente no conozco a nadie que pierda dos kilos por reír. Entiendo que Cortés opta por no salir del ataúd, en su relato, porque quiere que me identifique con el personaje, pero no puedo, soy incapaz, es tan azarosamente malo lo que le ocurre a este pobre conductor que se hace inverosímil. Vuelve a haber, como en su primer largometraje, «El concursante», opiniones y prejuicios maniqueos sobre lo malo que es el sistema, y lo malos que son los malos y lo buenos que son los buenos. Desde luego me quedo con la brillantez que Cortés demostraba hace unos años en sus cortometrajes, en los que estaba presente un sello muy personal, un alma. A favor de esta película diré que Cortés consigue mantener la atención del espectador durante hora y media filmando en el interior de un ataúd, y evocando a través del desafortunado personaje y su teléfono, todo un mundo ahí fuera, una tarea muy difícil, con una interpretación brillante de Ryan Reynolds, incluso sin renunciar a escenas de acción. En cualquier caso no importa lo bueno que se escriba sobre esta película, la apuesta en la distribución desde el otro lado del charco es rotunda, nada menos que 4.000 copias que espero, sinceramente, no entierren a este interesante realizador.