Antonio Tausiet se define a sí mismo como un creador de contenidos variopintos (cortometrajes, textos -libro sobre el Tubo-, páginas web…) y colaborador en diversas iniciativas periodísticas, audiovisuales o de otros ámbitos. Hace sus propias inspecciones rutinarias, intentando siempre utilizar la lupa del humor crítico, aunque reconoce no consegirlo siempre. Algunas de sus producciones más conocidas son los cortometrajes «El Hombre Bobo y el Extraterrestre» (1997), «Stari Poznanici» (2000) o «Koniec» (2006) y el documental «Compresas y Tabaco» (2005).

ZINEXÍN: Cineasta de culto aragonés, controvertido en ocasiones, gurú de internet, gran conocedor de la figura de Buñuel… ¿Qué se pierde este arte cuando Tausiet tiene un período de inactividad audiovisual?

ANTONIO TAUSIET: Evidentemente, el audiovisual no se pierde nada cuando yo no aporto mis creaciones. Lo que sí sucede es que mi trayectoria vital parece atascarse en paralelo a mi inactividad creativa. Son pequeñas muertes que anuncian la de verdad. Pero no todo está perdido. En mi bulbo raquídeo parece bullir aún cierto caldo de cultivo compuesto de pulsiones eróticas, ilusiones utópicas, necesidad de transgresión y búsqueda de la infancia perdida. Todavía me ilusiono cuando encuentro hallazgos humorísticos -propios y ajenos-.

Z: De todos tus trabajos, ¿cuáles son los que más alegrías te han dado?

A. T.: Los mejores momentos han sido sin duda los que han puesto en evidencia la amistad. En mis primeros experimentos con Gabriel Orte, que transformaba automáticamente en planos mi pensamiento; en «El Hombre Bobo y el Extraterrestre» (1997) y en «Stari Poznanici» (2000) donde logré reunir sendos equipos alejados de todo interés económico; y en «Compresas y tabaco» (2005) que me volvió a demostrar la magia del montaje de la mano de Alberto Albericio.

Z: ¿Cuáles son tus referentes cinematográficos a la hora de enfrentarte a tus historias?

A. T.: Nunca tengo presente a ningún director concreto, pero está claro que Buñuel es un nombre que no se puede dejar de citar. Del resto, todo cuanto he visto que se acerce con dignidad al humor, lo onírico, el compromiso político y la perplejidad ante el comportamiento humano.

Z.: ¿Puedes avanzarnos algo de tus próximos proyectos?

A. T.: Desde hace unos años me dedico, por un lado, a concebir películas que luego abandono; y por otro, a poner en internet pequeñas piezas sin ton ni son. Mientras, estudio a los grandes: Shakespeare, Herzog, Coppola, El Bosco…

Z.: Finalmente, como aragonés, ¿puedes proponer, al menos y si lo crees necesario, “una” medida para el fomento de producción cinematográfica aragonesa?

A. T.: Después de mucho tiempo dándole vueltas al asunto del fomento audiovisual, he llegado a la conclusión de que, tal y como están concebidas las instituciones, no hay en nuestro territorio ninguna posibilidad de avanzar en ese ámbito. La preocupación nula de la clase política por el hecho cultural es un muro infranqueable.