Despedida / por José Ángel Delgado.

Alberto Sánchez, (Zaragoza, 1943) nos dejó ayer. Me lo acaba de contar José Luis Anchelergues, porque estas tristes noticias se transmiten así, de teléfono en teléfono. Nos deja un gran cinéfilo, cineasta y compañero de los amantes del cine. Alguien para quien el cine, visto, escrito o puesto en práctica, lo ha sido casi todo.

Mi experiencia en la relación con él fue la de conocer a una persona que salvó cualquier escollo generacional con la gente del cine de su tierra, interesado tanto por todo lo ocurrido ayer, como por el último corto de unos jovenzuelos proyectado en un festival. Actitud que, afortunadamente, comparten un buen puñado de amigos de mi entorno zaragozano, y con quien da gusto coincidir. Alberto forma parte de un generación de veteranos compañeros de la que, como ciudadano de Zaragoza, uno puede enorgullecerse. Una generación de sabios del cine con años de experiencia pero cercanos a los veinteañeros y treintañeros, quienes, a veces, con más explosividad que reflexión, aterrizamos en el mundo audiovisual.

La implicación de Alberto en la presencia de cine aragonés de actualidad en el Festival de Cine de Huesca la recordaré como la labor de un jabato, la labor de un colega. Porque nunca fue fácil incluir ese cine en la programación. Y Alberto ayudó a ello de forma decisiva. Fueron años intensos los primeros dosmiles, cuando a varios nos tocó implicarnos a tope en la Asamblea de Cineastas Aragoneses, y personas como Alberto ofrecieron constantemente su apoyo desinteresado, ayudándonos a estar presentes en todo momento. Construyendo, pero sin hacer ruido.

En su biografía, tan extensa, es destacable su labor como fundador de cine clubs como el del Colegio Mayor de La Salle, Saracosta o Gandaya, llegando a ser Presidente de la Federación Aragonesa de Cine Clubs. Se implicó en festivales de cine, como el Festival de Huesca, el de Zaragoza o el de Fuentes de Ebro. Ha dirigido cortos de cine, documentales y televisión («Aragoneses en el cine», para TVE), y ha publicado obras como «El Texto Iluminado» o trabajos sobre Chaplin y Saura. Y su saber hacer se materializó en la Obra Cultural de Ibercaja, la presidencia de la Real Sociedad Fotográfica de Zaragoza, la Tertulia de Ramón Perdiguer o en el espacio Fila 12 de Ibercaja Zentrum, como coordinador. Y en gran parte de su recorrido estuvo acompañado por su hermano Julio.

La última vez que le vi fue, cómo no, en el cine. Con Buñuel de fondo.

Recomiendo la lectura de este artículo de «La Incineradora», con entrevista a Alberto incluida. Fue publicada en la revista «Encuentros», número 25, junio 2007, pp. 2-4.

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