Ian McKellen recibió este miércoles de manos de Josep Maria Pou el Premio Donostia de la edición 57 del Festival de Cine de San Sebastián.

Y durante su estancia en la ciudad vasca, el intérprete de películas como «Dioses y monstruos», «Verano de corrupción», «Ricardo III», «X-Men» o «El Señor de los Anillos», ha compartido interesantes reflexiones sobre su profesión. Desde su perspectiva, existen dos tipos de actores, aquellos que siempre hacen un mismo papel, pero que es justo lo que el público espera y desea de ellos, como Humphrey Bogart, Cary Grant o Hugh Grant; y los que, como él mismo, desean representar diferentes roles cada vez. En su caso no dudó en reconocer que es una estrategia para esconderse, muy beneficiosa para alguien tímido como él. Llegado el momento, desearía hacer un papel de mujer, pero alejado de la comedia.

Sobre su popularidad gracias al personaje de Gandalf, también reconoció sentirse afortunado por su inevitable conexión con el personaje. No lo sería tanto si el caracter del mago de «El Señor de los Anillos» no representara valores tan positivos. Aunque, por otra parte, y en relación a la atención y homenajes que se reciben en su profesión, consideró que, en ocasiones, era excesivo el valor y atención que se otorga a los de su gremio.

Al margen de cuestiones directamente ligadas a al arte de la interpretación, aprovechó la ocasión para seguir ejerciendo de activista en pro de los derechos de los homosexuales, ya que él creció en un contexto y una época en la que la desinformación sobre el tema le hizo llegar a pensar en su juventud que era el único hombre del mundo que se sentía atraído por los hombres. Considera que el deber del cine es, al menos, el de no transmitir valores negativos sobre la homosexualidad.

En definitiva, la presencia de Ian McKellen en San Sebastián ha sido la de un profesional y una persona sincera, implicada y agradecida.

Foto: Iñaki Pardo / Festival de Cine de San Sebastián.

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