Hay vida más allá de la Sección Oficial del Festival de Cine de San Sebastián. Programaciones paralelas donde encontramos verdaderas joyas. Y así, buceando, llegamos a la Sección Perlas (una selección de destacados largometrajes del año, inéditos en España, que han sido aclamados por la crítica y/o premiados en otros festivales) y nos topamos con ‘ELLE’ de Paul Verhoeven.

Protagonista y director se pasearon por el certamen donostiarra en una edición plagada de ‘celébrities’ y brío. Isabelle Huppert en su regreso a San Sebastián (el festival que la honró con el Premio Donostia en 2003) ha presentado no una, sino dos películas: ‘L’AVENIR, de Mia Hansen-Love y ‘ELLE’, de Paul Verhoeven con las que decía «desafiar el cliché de que las mujeres solo pueden ser víctimas o guerreras». Huppert, sobrepasado el umbral de edad que para otras compañeras de profesión significa el adiós a los primeros papeles, continúa cómplice y atrevida. Interpreta en ‘ELLE’ a Michèle, una empresaria que dirige una gran compañía de videojuegos y que convierte su violación en una herramienta de empoderamiento personal y sexual. No es casual que aparezca como telón de fondo la industria del videojuego, una tecnología al servicio de las pulsiones inconscientes.

La mirada a los abusos sexuales que ‘ELLE’ ofrece puede ser injuriosa para algunos y subversiva para otros, pero supone una vuelta más a la celebración del cuerpo y la exploración de los claroscuros del placer que tanto definen a Paul Verhoeven y que ya pudimos ver en de películas como ‘DELICIAS TURCAS’ (1973). El hombre que dio vida a ‘ROBOCOP’ (1987), ‘DESAFÍO TOTAL’ (1990), ‘INSTINTO BÁSICO’ (1992) o ‘HOWGIRLS’ (1995) hace saltar por los aires la cuestión de la violación.

Paul esquiva los juicios hacia un personaje individualista, cínico y dominante para contagiar admiración por la mujer libre y díscola. 10 años desde la última película de Verhoeven y su encuentro con una novela de Philippe Djian ha dado como resultado a la manifestación más retorcida, serena y sutil del deseo.

Sin concesiones, el holandés vuelve a asestar una contundente bofetada a la moral. Por lo pronto, ‘ELLE’ puede presumir de ser una comedia despiadada sobre la familia con la que algunos espectadores podrán sentirse muy incómodos. El deseo es un animal difícil de controlar.

Imagen: fotograma de ‘ELLE’

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