Por Elena Delso

‘One of us’ llegó a la sección Nuev@s director@es rodeada del halo de la polémica en su país de origen, Austria. Basada en una historia real acontecida en una superficie comercial, la inclusión de una víctima menor de edad provocó antes de su estrenó agitados debates sobre sectores de la juventud marginal. La historia arranca en un suburbio de una zona industrializada donde se han conocido un joven de 14 años, Julian, y un joven inadaptado, Marco. Un delito en un supermercado es el punto de partida.

El supermercado ejerce de metáfora de aspectos de la sociedad actual, realizando por parte del director, Stephan Ritcher, una crítica a través del color, orden, limpieza y brillantez de esta estancia, que es en realidad apariencia y superficie. Alrededor de este súper de suburbio y sus alrededores, la pandilla de amigos merodea y hace de las suyas, conviviendo con compradores de este centro comercial. Se trata de un lugar con poco espacio para el juicio o, como reza un graffiti que aparece en pantalla, un lugar presidido por el lema «Only God can judge us».

Quizás falte algo de ritmo y diálogo a la cinta, pero refleja un hecho duro y sin efectismo de la realidad de un acomodado país europero. En la elaboración de los personajes se aprecia el trabajo de los intérpretes, quienes, junto al director, mostraban su nerviosismo en el estreno en San Sebastián. La carrera previa de Stepan Ritcher en terrenos como el cortometraje experimental, tiene que vérselas ahora con el análisis de la crítica y público de un festival internacional.

Imagen de Elena Delso: el equipo de ‘One of us’ en su estreno en San Sebastián.

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